Guía para detectar si un sitio web es seguro o no y evitar estafas

La tecnología ha traído nuevas oportunidades, pero también nuevos desafíos. Uno de ellos está relacionado con la forma en que nos protegemos cuando usamos dispositivos conectados. Específicamente, cuando navegamos por internet.
Porque sí. Estar conectado es útil para acelerar tareas y hacer trámites a distancia, pero también puede ser un punto en donde quedamos expuestos. Un sitio en donde el peligro de que alguien pueda robar información sensible o pueda estafar es mayor. Justamente por eso, es importante saber cómo reconocer amenazas en este entorno interconectado.
A continuación, te presentamos una guía que te ayudará a vigilar ciertos aspectos cuando navegas por internet. También te daremos consejos sobre cómo configurar tu navegador para estar completamente blindado contra amenazas en la red.
¿Cómo funciona una página web?
Una página web es un conjunto de información ordenada mediante códigos y cuya misión es mostrar, como en un escaparate, su contenido a otras personas.
Para ello, la página debe conectarse a la infraestructura de red compuesta por servidores distribuidos en todo el mundo. Los mismos a los que nosotros nos conectamos desde nuestro navegador para visitar y ver el contenido de esa página.
Esto, por supuesto, es una explicación muy resumida. Para que un usuario pueda ver una página web, existen varios protocolos que permiten mantener cierto nivel de privacidad en la conexión. Algo que será de vital importancia para mantener la seguridad en todos los procesos relacionados.
Técnicamente, lo que el usuario ve de la página es el Front-end, que es la página principal y los menús. Sin embargo, una web tiene también un Back-end, que es todo el entramado de programación que permite la conexión con los servidores. Aquí también se mueve la mayor cantidad de datos y se realiza la transferencia de información. Algo que, por supuesto, el usuario no ve.
Es importante saber esto para entender que cuando entramos a una página web está ocurriendo un proceso en segundo plano y que es el envío de información a un servidor que, lo más probable, esté bastante lejos de nuestra casa. Esto quiere decir que nuestros datos están viajando a través de la red a otros sitios y que las páginas web funcionan como portales de salida de esa información.
Con eso en mente, podemos tomar conciencia de lo relevante que es entender y controlar ciertos aspectos de seguridad al navegar por internet. Eso, considerando que durante el proceso parte de nuestra identidad e información se está moviendo por otros sitios.
La importancia del navegador web
La primera barrera de seguridad que debemos aprender a usar cuando nos movemos por internet es el navegador. Este es un programa, también conformado por código, que cumple la misión de conectarse a la red y mostrarnos el Front-end de las páginas web. Es decir, la página principal y los menús de la misma.
Existen varios navegadores y la mayoría cuentan con sistemas de seguridad predefinidos para evitarnos dolores de cabeza al navegar por internet. Los más populares son Chrome, Mozilla, Microsoft Edge y Vivaldi. Pero hay muchos más.
La mayoría de navegadores se pueden descargar de forma gratuita por internet. Una vez instalados, nos permitirán acceder a las páginas web de cualquier servidor del mundo.
Herramientas de seguridad del navegador
Los navegadores incluyen tecnología como Do Not Track, para evitar que algunas páginas web rastreen al usuario. Así mismo, cuentan con sistemas para bloquear contenido inseguro como, por ejemplo, las animaciones Flash. También ofrecen un sistema para prohibir el acceso a micrófono y cámaras web.
Para ajustar todas estas opciones el procedimiento es sencillo. Nos vamos al apartado de configuración de nuestro navegador y buscamos la opción de Privacidad y seguridad. Cuando entremos en ella veremos una serie de ajustes que nos permitirán navegar de manera mucho más segura por internet. Podemos activar o desactivar pestañas dependiendo del nivel de seguridad que queramos tener.
En algunos casos, los ajustes para bloquear micrófono, cámara web o evitar cookies se pueden hacer desde la misma barra de búsqueda. Si nos aparece un candado al lado de la dirección web, podemos pinchar en él para elegir nuestras preferencias.
Poner atención a la URL de la página web
Tener un navegador seguro y eficiente no es suficiente para proteger nuestra información en internet. También tenemos que tener cierto conocimiento sobre las URL y su funcionamiento. Esto, porque es importante fijarse en ellas para navegar.
¿Qué es una URL?
URL quiere decir Uniform Resource Locator y es, en términos técnicos, el localizador que permite encontrar la página web en la enorme red de internet. Dicho en palabras de a pie, es la dirección completa que ves en la barra de navegación cuando te conectas a determinada página. Por ejemplo, la URL de Google es https://www.google.es/.
Todas las páginas web deben tener una URL para aparecer en internet. De esta manera, los navegadores pueden utilizar esa dirección para conectar con los servidores y mirar las páginas web relacionadas con determinada URL. La mayoría de direcciones comienzan con WWW, sin embargo, podemos encontrar algunas que no.
Aun así, la clave son los primeros parámetros que aparecen en la URL. En algunos casos veremos que dice HTTP o HTTPS. Este detalle que parece insignificante, es un enorme cambio en términos de seguridad. Por lo que es fundamental saber lo que quiere decir.
Diferencia entre HTTP y HTTPS
Tanto HTTP como HTTPS son protocolos de comunicación que permiten la transferencia de información en internet. Sin embargo, la gran diferencia entre ellos es que el primero no garantiza, o mejor dicho, no puede evitar que terceras personas puedan interceptar tu información privada cuando entras en contacto con una página web. En cambio, HTTPS sí puede cerrar esa brecha de seguridad.
Esto es importante en páginas en donde se realizan transacciones comerciales. Si entramos a páginas con una URL que dice HTTP, es probable que un tercero pueda interceptar la información que se mueve cuando conectamos con ella. Por lo que si estamos comprando o escribiendo datos de tarjetas y contraseñas, el peligro de que la información privada quede expuesta es mucho mayor.
Cabe señalar que el protocolo HTTP se creó en 1989 como una forma de estandarizar las conexiones a internet. Sin embargo, es un sistema antiguo que no se ha adaptado adecuadamente a los nuevos problemas de seguridad de la red. Por eso es esencial privilegiar las URL con protocolo HTTPS, especialmente en sitios donde movemos información sensible o hacemos compras.
Usar servicios de terceros para revisar seguridad de una web
En internet existen bastantes sitios que permiten revisar el estado de una web. La mayoría ofrece una barra de búsqueda en donde podemos escribir la URL de una página y comprobar si ha tenido problemas o denuncias de otros usuarios.
Google ofrece un informe de transparencia en donde podemos verificar el estado de una página web. Puedes acceder a Google Safe Browsing desde el siguiente enlace: https://transparencyreport.google.com/safe-browsing/search
También podemos consultar otras herramientas web como Phishtank, que permite analizar si un sitio está siendo usado de manera maliciosa para robar información de sus visitantes.
Otra web interesante para confirmar la seguridad de una URL es Virus total. Su función permite inspeccionar sitios considerando sistemas de antivirus, además de rastrear las listas de URL denunciadas o notificadas como amenaza.
Revisar el aviso legal y política de privacidad
Prestar atención a la URL de una página web, utilizar navegadores seguros y tirar de sistemas de terceros para revisar la información no lo es todo.
Para reforzar la seguridad siempre viene bien leer el aviso legal y la política de privacidad de una página web. Este es un apartado que puede aparecer de forma discreta al final de la página. En algunos casos, puede estar ubicado en el menú principal.
En el aviso legal y la política de privacidad aparecen los datos del propietario de la web. Además de las condiciones que aceptamos de manera tácita al entrar en ese sitio. Por lo mismo, leer estos dos apartados nos ayuda a entender con qué persona o empresa estamos tratando, donde está ubicada y cuál es la finalidad del sitio web. También nos permitirá saber qué tratamiento se le da a nuestra información cada vez que visitamos esa página.
Que una página web no tenga aviso legal o no cuente con una política de privacidad puede hacernos sospechar que no actúa de forma transparente en la red. Por lo mismo, habrá que aplicar en ella los consejos de seguridad que ya hemos mencionado en este artículo.
Si nos damos cuenta de que la página es segura pese a no tener una política de privacidad y aviso legal, será importante ver si hay un número de teléfono visible para contactar con su propietario. Esto es fundamental si estamos haciendo alguna transacción o estamos esperando una respuesta desde ese sitio web.
La presencia de datos de contacto en una página web es tan relevante como que tenga una URL segura y no esté en la lista negra de sitios maliciosos.
Foto de Glenn Carstens-Peters en Unsplash
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