Los teléfonos móviles se han transformado en una herramienta fundamental. Sin duda, lo más sorprendente sobre estos dispositivos es la velocidad a la que han evolucionado en los últimos años. Si antes solo se limitaban a hacer y recibir llamadas, ahora son verdaderas navajas suizas. Con ellos podemos revisar noticias, leer información de todo tipo, comprar y hasta controlar nuestras finanzas.
Sin embargo, en este escenario en donde todos son beneficios, también existen dilemas. Es por eso que resulta importante saber cómo afectará la interconexión a las personas y su entorno. Es necesario trazar una evolución sostenible en donde la calidad de vida de las personas no se vea alterada por el avance tecnológico.
Escenarios para la telefonía móvil hay muchos. Algunos incluso ya han comenzado su recorrido entre nosotros. En este artículo te contamos cuáles son y como afectarán al futuro de las telecomunicaciones.
¿Móviles más pequeños y finos?
Una de las primeras dudas que surgen con la evolución de la telefonía móvil es si los dispositivos con el tiempo entrarán en un proceso de miniaturización. Esto, debido al enfoque de todos los fabricantes de móviles en hacer sus dispositivos cada vez más cómodos y compactos.
En este escenario hay cosas que ya están ocurriendo y otras que son dignas de una película de ciencia ficción.
Dispositivos plegables
De las cosas que ya están ocurriendo tenemos los dispositivos plegables y la lucha por crear móviles que puedan reducir su tamaño dependiendo de la situación de uso. Sin embargo, el camino para lograr esto no ha estado exento de fallos.
Ahí tenemos el caso del Galaxy Fold, el teléfono plegable de Samsung. Antes de su estreno oficial varios modelos enviados a representantes de distintos medios tecnológicos sufrieron problemas técnicos. De todas partes del mundo llegaban reseñas de paneles rotos, bisagras en mal estado o problemas a la hora de mostrar contenido e imágenes. Todo esto llevó a retrasar por varios meses el lanzamiento de este dispositivo.
El resultado final fue un móvil que se vende actualmente y que ya va en la tercera generación. Eso sí, con las mejoras necesarias para evitar problemas como los que tuvo la primera partida.
Samsung, en este caso, inició el camino para pensar en pantallas OLED plegables. Con la tecnología para reducir el tamaño de móviles que, con la potencia y procesador adecuado, no tienen nada que envidiar a los portátiles.
Otros fabricantes han renunciado a las pantallas plegables y se enfocan en ofrecer pantallas más grandes en dispositivos más finos y livianos. Se añaden otros cambios estéticos como la reducción de marcos para ofrecer una experiencia del panel mucho más agradable.
Entonces, tenemos el dilema de si cuajarán completamente las pantallas plegables o si los fabricantes optarán por ofrecer teléfonos más finos a cambio de pantallas más grandes.
En este escenario, las propuestas más difíciles de creer son aquellas en donde se visualizan móviles que se pueden guardar en la palma de la mano y con el puño cerrado. En ese caso, es probable que los móviles como tal desaparezcan, reemplazados por dispositivos que cumplan las mismas funciones, pero integrados de forma distinta en la vida de las personas.
También queda pendiente de revisión lo que sucederá con los implantes tecnológicos y su compatibilidad con el cuerpo humano. Si eso, abrirían la puerta a escenarios fantásticos en donde nuestra propia cabeza podría funcionar como una antena receptora de internet.
Un ejemplo de esto es Neil Harbisson, el primer ser humano reconocido como cyborg por un gobierno. También tenemos a Moon Ribas, la artista vanguardista que lleva sensores sísmicos en los pies.
Realidad virtual y asistentes personales integrados
Si los móviles se decantan hacia dispositivos más pequeños, deberá existir un ecosistema que les ofrezca soporte.
Aquí es donde entra en juego el escenario de la realidad virtual y las infinitas posibilidades que esta ofrece. Especialmente, si con ella se logra una integración total entre internet, juegos, tareas cotidianas y dispositivos conectados.
Si esto es posible, podríamos llevar dispositivos mucho más pequeños que estarán conectados a centros de control ubicados, por ejemplo, en nuestra casa u oficina. Así, los móviles reducirían su tamaño para dar paso a gadgets que interactúan con el IoT o internet de las cosas.
Algo de esto ya lo podemos ver, por ejemplo, en los relojes inteligentes que permiten leer mensajes e incluso atender llamadas telefónicas. También podemos hablar de los auriculares inalámbricos que mediante sistemas de gestos nos permiten interactuar con otros dispositivos.
Todo esto se suma a la aparición y evolución de los asistentes virtuales que nos permiten gestionar las tareas en distintos dispositivos conectados. Ahí tenemos el caso de Siri, de Apple, Bixby de Samsung o el Asistente personal de Google.
Por lo mismo, si juntamos realidad virtual, móviles más pequeños y asistentes virtuales, el resultado es una mejora en la productividad general. Esto, sin necesidad de llevar ladrillos tecnológicos en la mano.
La promesa del 5G
La nueva red 5G va llegando de manera gradual al mundo, pero ya estamos hablando de su futuro. Algo que tiene sentido, considerando que nos abre las puertas a un mundo interconectado y mucho más veloz.
Todo esto repercutirá directamente en la forma en que usamos los móviles y dispositivos incluidos en el internet de las cosas. Escenario de un ecosistema tecnológico en donde prácticamente todo está conectado. Un ideal que también persigue el sueño domótico, con hogares completamente automatizados.
Entonces, si la red 5G sigue evolucionando, también evolucionará la forma de conectar a través del móvil. Las velocidades de transmisión irán mucho más rápidas y nos olvidaremos de conceptos como latencia o tiempo de respuesta. La información será, literalmente, instantánea.
¿La era del Fintech?
Si sumamos en un solo dispositivo móvil un asistente personal con inteligencia artificial, una red con cero latencias y un internet todavía más amplio e interconectado, lo que tenemos es una máquina preparada para el Fintech. Esta es la definición de la tecnología financiera que nos permitirá pagar, comprar y hasta pedir hipotecas instantáneas desde el móvil.
En un panorama así, todos los bancos volcarán sus bases de datos en internet. Algo que también harán las tiendas y supermercados, para poner sus catálogos completos online.
Una situación que no parece alejada de la realidad con Amazon, eBay y las grandes marcas. Compañías que ya vislumbran el futuro y que se posicionan cada vez más y mejor en internet. Un escenario en donde los bancos ya hacen sus pinitos y cuentan con aplicaciones para hacer casi todo desde el móvil.
¿Todas las transacciones se harán desde el móvil?
La posibilidad de reducir costes y atender a las personas a distancia y sin gastar un duro en oficinas e infraestructura es una opción interesante, ciertamente. Y, en teoría, debería reducir los costes de la mayoría de los productos financieros, así como también los de consumo masivo.
Aquí el dilema que aparece es el de la seguridad. Si todo está interconectado y si todo se hace desde el móvil ¿Estará mi dinero realmente seguro en algún sitio? ¿Será seguro comprar?
Por suerte, de la misma forma en que aumentan los ciberdelincuentes, aumentan las medidas de seguridad. La policía y la sociedad se hacen cada día más fuertes a la hora de identificar estafas y moverse en esta nueva era de internet. Por lo mismo, el crimen no parece ser un obstáculo para el crecimiento de las Fintech y de la tecnología en general.
De la misma forma en que alguien no confiaba completamente en el primer teléfono de la historia y vio sus días contados. Así mismo evolucionarán el resto de las herramientas y funciones que podremos realizar desde el móvil. Lo que hoy parece imposible, avanzará inexorablemente. Sin prisa, pero sin pausa.
Foto de Daniel Romero en Unsplash


